Todo acto de fuerza que se ejerce en contra de la libertad de las personas es condenable, y mucho más, si existe una situación de superioridad de una parte hacia la otra. Las instituciones oficiales deben situarse siempre al lado de la víctima y perseguir con saña al verdugo. Situarse al lado de la víctima ofreciéndole los medios necesarios para su protección y defensa. Una vez denunciada la situación, se debe de actuar con rapidez en el conocimiento de la causa o causas de la misma, así como de las circunstancias que la motivan, y con contundencia atajar las posibles consecuencias peligrosas que se puedan presentar. Se deben de agotar los medios de concordia entre las partes siempre vigilados y controlados por los agentes intervinientes, que deben de informar de la situación de riesgo o no que suponga la situación estudiada para una de las partes. Demostrada está, se actuará de manera eficaz protegiendo a la parte más débil y apartando al posible agresor, sobre el que recaerá el peso de la ley sin ningún tipo de beneficios, en caso de incumplimiento.
En el caso de una mujer maltratada o con riesgo de maltrato, está debe de estar siempre al amparo de las fuerzas de seguridad y su maltratador, vigilado para evitar una posible agresión. Las leyes deben de ser severas contra todo tipo de violencia injusta, y caer de forma rigurosa y sin paliativos sobre el agresor, sin darle ningún tipo de tregua.
EL CDS ESTÁ AL LADO DE TODAS LAS PERSONAS QUE SUFRAN VIOLENCIA DE GÉNERO.
EL CDS OFRECERÁ PROTECCIÓN PARA LAS PERSONAS AGREDIDAS. JUSTICIA PARA LA RESOLUCIÓN DE LOS CASOS Y APLICACIÓN INTEGRA DE LA CONDENA EN SU CASO. PARA ELLO PONDRÁ A DISPOSICIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EL PODER DE LA ADMINISTRACIÓN, LA EFICACIA DE LAS FUERZAS DEL ORDEN Y LA JUSTICIA DE LOS TRIBUNALES.
martes, 16 de marzo de 2010
El pensionazo
Con más de 4.5 millones de parados, es una incongruencia y una toma de pelo, aumentar la edad de jubilación a 67 años como quiere hacernos el Gobierno, y mucho más, cuando la causa de este pensionazo, reside en la inoperancia de un gobierno que no quiso ver la crisis que se presentó de forma clara a finales del 2007. Pero la inoperancia del ejecutivo no arranca de ahí, un gobierno responsable y por tanto previsor, no derrocha un superávit de 10.000 millones de euros, ni hace la vista ciega, y más llamándose socialista, cuando las viviendas subían a capricho de promotoras y constructores, incentivados por una banca insensata que sólo buscaba el beneficio a corto plazo. Un gobierno responsable y previsor, hubiera atajado esa “locura” de la construcción ajustando la oferta a la demanda, inspeccionando vía Hacienda el precio de las viviendas, y advirtiendo a través del Banco de España de los riesgos que se exponía la banca, y por consecuente, haciéndoles responsables en exclusiva de una futura desaceleración (crisis realmente) de la economía. No fue así, se dejó fomentar la sensación de que lo único seguro era la compra de viviendas, con lo que llevó aparejado de corrupción urbanística en miembros de la misma administración y la especulación en quiénes promovían y construían.
Un Gobierno responsable y previsor, no sólo no hubiera cerrado los ojos ante esta situación, sino que, cuando la crisis se presentó, no la hubiera negado, sino que le hubiera hecho frente desde el primer momento, no dilapidando el dinero que entonces se tenía guardado del superávit, sino controlando y reduciendo el gasto público, dando ejemplo, comenzando por la supresión de los cientos de asesores del Presidente del Gobierno y continuando, con los cientos también de los distintos ministerios, y con los cientos también, de las diferentes administraciones; congelando, como mínimo el salario, las dietas y el dispendio de libre disposición que tienen sus señorías, sin contar con el resto de “señorías” que se sientan en las cámaras de los parlamentos autonómicos. Si esto se hubiese hecho, no hubiera costado ningún trabajo suprimir o reducir gastos innecesarios en ayudas y subvenciones, tan innecesarios como la creación de “embajadas catalanas” en el extranjero.
Un Gobierno irresponsable, nos ha llevado a una situación de pobreza económica y en vez de tomar medidas eficaces de luchar contra la crisis, dará unas recetas anticrisis, a costa de la clase trabajadora, haciendo trabajar más tiempo a los que trabajan (esto conduce a la alineación del trabajador, así lo decía Marx señores del Gobierno), y sin dar trabajo a los que están parados, que seguirán estando más parados si los que trabajan prolongan su vida laboral, como expresaba el otro día un ciudadano en la calle: yo trabajando con ochenta años, y mi hijo parado en casa con treinta y pico.
El CDS controlará el gasto público, reducirá o suprimirá los gastos superfluos e innecesarios, empezando con los de la clase política si está en disponibilidad de gobernar o de decidir. Acercará el dinero a los generadores de empleo: empresarios y autónomos, impidiendo que las ayudas estatales se retengan en los bancos, dinero que llegará también al ciudadano para hacer frente a sus hipotecas. No se subirán los impuestos, con el fin de que el ciudadano disponga de más dinero para consumir, y se fomentarán todas las ideas que generen puestos de trabajo, apoyándolas y canalizándolas a través de viveros de empresas. Es pues, nuestro primer objetivo acabar con el paro, ya que eso supone no sólo el bienestar del ciudadano sino la salud plena de la economía española.
Un Gobierno responsable y previsor, no sólo no hubiera cerrado los ojos ante esta situación, sino que, cuando la crisis se presentó, no la hubiera negado, sino que le hubiera hecho frente desde el primer momento, no dilapidando el dinero que entonces se tenía guardado del superávit, sino controlando y reduciendo el gasto público, dando ejemplo, comenzando por la supresión de los cientos de asesores del Presidente del Gobierno y continuando, con los cientos también de los distintos ministerios, y con los cientos también, de las diferentes administraciones; congelando, como mínimo el salario, las dietas y el dispendio de libre disposición que tienen sus señorías, sin contar con el resto de “señorías” que se sientan en las cámaras de los parlamentos autonómicos. Si esto se hubiese hecho, no hubiera costado ningún trabajo suprimir o reducir gastos innecesarios en ayudas y subvenciones, tan innecesarios como la creación de “embajadas catalanas” en el extranjero.
Un Gobierno irresponsable, nos ha llevado a una situación de pobreza económica y en vez de tomar medidas eficaces de luchar contra la crisis, dará unas recetas anticrisis, a costa de la clase trabajadora, haciendo trabajar más tiempo a los que trabajan (esto conduce a la alineación del trabajador, así lo decía Marx señores del Gobierno), y sin dar trabajo a los que están parados, que seguirán estando más parados si los que trabajan prolongan su vida laboral, como expresaba el otro día un ciudadano en la calle: yo trabajando con ochenta años, y mi hijo parado en casa con treinta y pico.
El CDS controlará el gasto público, reducirá o suprimirá los gastos superfluos e innecesarios, empezando con los de la clase política si está en disponibilidad de gobernar o de decidir. Acercará el dinero a los generadores de empleo: empresarios y autónomos, impidiendo que las ayudas estatales se retengan en los bancos, dinero que llegará también al ciudadano para hacer frente a sus hipotecas. No se subirán los impuestos, con el fin de que el ciudadano disponga de más dinero para consumir, y se fomentarán todas las ideas que generen puestos de trabajo, apoyándolas y canalizándolas a través de viveros de empresas. Es pues, nuestro primer objetivo acabar con el paro, ya que eso supone no sólo el bienestar del ciudadano sino la salud plena de la economía española.
COMUNICADO DEL CDS CON MOTIVO DEL DÍA DE LA MUJER, MARZO 2010.
Siempre ha sido la protagonista oculta y ocultada en la historia de la humanidad que comprende a hombres y mujeres, a mujeres y a hombres. Se ha dicho y se dice, que la mujer se ha incorporado en los últimos años al mundo del trabajo, la verdad es que ha estado siempre incorporada al mundo del trabajo y, en muchas situaciones, y en muchos lugares, tanto o más que el hombre. No nos vamos a remontar a épocas antiguas en la historia de esa humanidad, pero sí queremos recordar a mujeres a las que se les deja fuera de esa incorporación reciente para homenajearlas, porque ellas, en los años 40 y 50 y 60 y 70 estuvieron entregadas no sólo a sus labores, como rezaba el DNI de aquellas décadas con respecto a su profesión, sino y además, a las labores propias que tenían sus maridos o a trabajos extras fuera del hogar, entonces apenas reconocidos y apenas remunerados.
Los que vivimos rodeados de un mundo agrario, recordamos, porque llegamos a vivir aunque fuesen pocos años, el durísimo trabajo de la mujer en el campo cuando de sol a sol trabajaba al lado del hombre, en la siega, quemando sus manos al tiempo que segaba de una pasada las cañas de cereal que amontonaba en haces para llevar a la era. Las vueltas y vueltas sobre la trilla de suelo de chinas alineadas, afiladas, que hacían de ruedas circulares en el circular y monótono viaje de la trilladora. Ablentar, separar el grano de la paja, y pegarse el polvo picante al sudoroso cuerpo del jornalero, de la jornalera. La mujer de la azada, que canaliza el surco de agua para dar la vida a la semilla enterrada en la tierra, y la mujer que barre friega, plancha, lava y hace la comida al mismo tiempo que trabaja, trabajando dos veces casi al mismo tiempo.
La mujer de ciudad que subía y bajaba con la escoba y el recogedor, y luego con la fregona, despejando primero y espejando después las escaleras marmoleadas de los edificios céntricos de la urbe, y los menos céntricos, ennoblecidos por dentro y por fuera, habitados por ilustres ciudadanos, convertidos y reconvertidos ahora en el tiempo por los negocios; y las escaleras de madera de los bloques decimonónicos de ascensor olvidados, socorridos eso sí, de las amplias balaustradas donde los rapaces se deslizaban bajando del cielo del bloque al suelo de la calle del viejo barrio de la ciudad. Mujeres atestadas de polvo y agua, atletas kilométricas de la limpieza que, cuando llegaban a casa deslomadas, tenían que hacer sus faenas que eran las de la familia entera.
Nosotros desde el CDS queremos rendiros homenaje porque poca gente os recuerda en aquellos años de trabajo, que parece que no fueron porque no son los de la incorporación reciente, y qué mejor mérito que reconoceros y cuidaros, lucharemos porque no os falte la pensión que, con tanto esfuerzo ganasteis en tantos años, y que no se os recorte el dinero, ni se os aumente el tiempo de trabajo, no puede ser la mujer esclava del trabajo para no vivir su tiempo, no sólo mantendremos lo que con tanto esfuerzo os habéis ganado sino que aumentaremos el cariño, el abrazo siempre eterno de quien os admira por lo que nos habéis dado, y entre muchas cosas, vuestro ejemplo.
Los que vivimos rodeados de un mundo agrario, recordamos, porque llegamos a vivir aunque fuesen pocos años, el durísimo trabajo de la mujer en el campo cuando de sol a sol trabajaba al lado del hombre, en la siega, quemando sus manos al tiempo que segaba de una pasada las cañas de cereal que amontonaba en haces para llevar a la era. Las vueltas y vueltas sobre la trilla de suelo de chinas alineadas, afiladas, que hacían de ruedas circulares en el circular y monótono viaje de la trilladora. Ablentar, separar el grano de la paja, y pegarse el polvo picante al sudoroso cuerpo del jornalero, de la jornalera. La mujer de la azada, que canaliza el surco de agua para dar la vida a la semilla enterrada en la tierra, y la mujer que barre friega, plancha, lava y hace la comida al mismo tiempo que trabaja, trabajando dos veces casi al mismo tiempo.
La mujer de ciudad que subía y bajaba con la escoba y el recogedor, y luego con la fregona, despejando primero y espejando después las escaleras marmoleadas de los edificios céntricos de la urbe, y los menos céntricos, ennoblecidos por dentro y por fuera, habitados por ilustres ciudadanos, convertidos y reconvertidos ahora en el tiempo por los negocios; y las escaleras de madera de los bloques decimonónicos de ascensor olvidados, socorridos eso sí, de las amplias balaustradas donde los rapaces se deslizaban bajando del cielo del bloque al suelo de la calle del viejo barrio de la ciudad. Mujeres atestadas de polvo y agua, atletas kilométricas de la limpieza que, cuando llegaban a casa deslomadas, tenían que hacer sus faenas que eran las de la familia entera.
Nosotros desde el CDS queremos rendiros homenaje porque poca gente os recuerda en aquellos años de trabajo, que parece que no fueron porque no son los de la incorporación reciente, y qué mejor mérito que reconoceros y cuidaros, lucharemos porque no os falte la pensión que, con tanto esfuerzo ganasteis en tantos años, y que no se os recorte el dinero, ni se os aumente el tiempo de trabajo, no puede ser la mujer esclava del trabajo para no vivir su tiempo, no sólo mantendremos lo que con tanto esfuerzo os habéis ganado sino que aumentaremos el cariño, el abrazo siempre eterno de quien os admira por lo que nos habéis dado, y entre muchas cosas, vuestro ejemplo.
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